13.10.16

¿Se puede ser laico e ir a la Ofrenda de Flores?

Nunca me ha gustado la mezcla de la vida militar y religiosa con la vida política y social. Que nuestra máxima autoridad de Estado salga vestido de militar a presidir actos de todo el Estado, es decir en representación de todos los ciudadanos, me parece un gran error. Si fuera médico o fontanero no me lo imagino aparecer en importantes conmemoraciones o actos de representatividad de todos, vestido de médico o fontanero.

De la iglesia puedo decir lo mismo. No me encaja que se mezclen los actos y se acuda a algunos actos con unas imágenes que me recuerdan décadas viejas, a besar manos o a desfilar mezclando religión con militares o fuerzas de seguridad entremezcladas con su uniforme acompañando a esculturas de dioses.

Pero dicho esto debo continuar con lo que creo es más complicado de ordenar. Si un cargo político representativo y por ello representativo de “todxs”, acude a un acto religioso o militar que considera un acto popular (no hay actos populares militares, pero lo pongo para disimular) y además es un acto al que de siempre ha acudido personalmente por sus tradiciones o sus creencias, es muy complicado opinar si hace bien o mal. Se puede ser laico e ir a funerales religioso, como se puede ser de izquierdas y tener casa o empresa propia.

Nadie ha dicho nunca y si lo ha dicho se equivoca, que una persona de izquierdas no puede ser cristiano, musulmán, empresario o prostituto. No sólo no se ha dicho, sino que sería bueno que en todos los partidos de izquierdas hubiera más empresarias, jubiladas, musulmanes, ortodoxos y cristianas. Siendo que además protestantes hay muchos (modo ironía).

Y deberíamos entender además, que si los cargos políticos, en el momento en que son ya cargos institucionales, representan a la institución y por ello a todxs lxs ciudadanxs, y no representan sólo a sus ideas, sino a sus programas y logros, deberemos entender que en esas exigencias haya un margen de maniobra lógico. Incluso para equivocarse.

Personalmente no me molesta que aparezca el Alcalde de Zaragoza llevando flores a la Virgen del Pilar. Soy de los que creen que la Virgen del PIlar nunca estuvo en Zaragoza, pero soy también de los que entran a hablar con ella cuando paso por la plaza. No creo en Dios y menos en los santos, pero soy de los que creen que cuando una persona habla con los dioses, está hablando consigo mismo. No me gustan los curas pero estuve tres años con ellos y he tenido buenos amigos entre esa profesión. Y no me molesta que el Alcalde u otra autoridad vaya “con flores a María, con flores en porfía”, pues va en representación de los muchos miles que van con flores porque no saben vivir El Pilar sin ir a la Ofrenda de Flores.

Y se me dirá que las flores debe pagarlas él. Pues tal vez, e incluso podría ser que se las pagara él. Pero os juro que un Alcalde es bueno o malo, no por lo que se gaste en gomina o en flores, sino por los millones que gana o pierde en decisiones acertadas o equivocadas para toda su ciudad. Y de esas tiene que tomar varias todos los meses.

Si nos fijamos en las tontadas de la gomina y las flores, y nos olvidamos de cosas magras a barullo, y le estaremos haciendo el juego a la derecha, que de eso, de lo magro, entiendo un huevo de avestruz.

Julio Puente Mateo