15.12.10

¿Es posible modificar para volver más cómoda la Estación Delicias de Zaragoza?

Que la Estación Delicias de Zaragoza es ejemplo de edificio emblemático para la arquitectura no es nuevo. Que es un edificio incómodo para los viajeros y con fallos importantes para el destino que tiene, también.
No tiene sentido las enormes distancias entre los aparcamientos subterráneos y la zona de espera. No es de recibo su frío en invierno por su peculiar manera de entender los volúmenes
y las direcciones de los vientos. Resulta fría y poco acogedora por mucho que se han realizado cubículos para acoger a viajeros. Si se compara con Atocha de Madrid las comparaciones son odiosas. No es amable y punto. Y todo sin restar un ápice a su construcción arquitectónica; pero a veces los trabajos de algunos arquitectos, pues parecen reñidas las decisiones de obra con la comodidad de uso, con el destino al que vez los dibujos que soportan el papel y también el cemento. Otro ejemplo en Zaragoza lo tenemos con el Pabellón Puente o incluso con la Torre del Agua, el Pabellón Aragón y el Pabellón España de la Expo. Todos preciosos pero muy complicados de reutilizar. Si no, que se lo pregunten a los técnicos de Educación en Aragón que analizaron el Pabellón de Aragón de la Expo, en donde iba la Consejería de Educación y que no vieron manera de logar su adaptación.
Y lo peor de todo es que resulta muy complicado acometer obras menores para modificar la dureza del edificio, para volver más amable un edificio duro y frío en todos sus aspectos. ¡Snif!