12.6.12

El urbanismo y sus aciertos o errores duran décadas cuando menos

Hay una ley no escrita en Urbanismo pero que se cumple a rajatabla: Todo lo que se construye o se crea, se queda y no se tira (casi) nunca. A lo sumo se transforma pasadas unas décadas. Aunque siempre ha dejado impronta, señal.

La responsabilidad de no equivocarte cuando realizas una actuación urbanística es fundamental, pues hay que realizarla con la decisión del presente pero sabiendo que durará en el futuro. Para bien y para mal. Un error a la hora de elegir la zona de crecimiento urbano en una ciudad te lleva a soportar durante muchas décadas ese error. Y esos costes.

Un error en el tamaño de la estación de trenes, en su integración con la climatología o en los accesos, fastidian el mejor diseño del afamado arquitecto, aunque reciba premios por el cemento bonito. Las ciudades deben ser amables, realizadas para el ciudadano que es un “cliente” muy pequeño que se mueve entre las actuaciones que se hacen desde el ordenador y el papel.

Desde el aire puede ser hermosa una decisión urbana, sobre un folleto explicativo de los motivos, puede llegar a ser comprensible, incluso puede parecer barata y sostenible, pero lo importante es que sea amable y útil para las personas de hoy y del futuro. Y sobre todo y ahora más, tiene que ser una decisión sostenible de verdad en todos los aspectos. Las distancias, los costos, los entornos, los servicios y sus tempos de puesta en funcionamiento, son valores que no siempre tenemos en cuenta a la hora de crear lo que perdurará durante décadas o siglos.

Y efectivamente me estoy refiriendo a Zaragoza aunque no doy detalles de aciertos o errores. Que cada lector los ponga a su gusto o experiencia. Pero es muy fácil crecer, crear, diseñar y muy costoso equivocarse en los lugares, en los tipos de crecimiento, en las actuaciones que deben perdurar por su coste o el tipo de decisión que conlleva.