18.8.12

Zaragoza debe potenciar su trabajo cultural

Hablamos a veces de los pocos usos sociales que las exposiciones tienen en Zaragoza. De su bajo tirón cultural en número de visitas. En el Museo Pablo Serrano teníamos unas visitas de unas 6.000 al mes durante el año 2011. Una buena exposición en La Lonja se puede mover entre las 10.000 y 20.000 visitas. ¿Es mucho o poco?

Si comparamos con las más de 800.000 visitas al año que tiene el Caixa Forum de Barcelona, cifra ampliamente superada por el Caixa Forum de Madrid, es poco, y que hay que analizar algunos conceptos para mejorar el número de visitas. Sobre todo si comparamos estos números con el Centro de Historia de Zaragoza, lugar de gran calidad en sus exposiciones pero muy poco visitado. Una buena exposición en Caixa Forum en las dos grandes ciudades se puede mover entre las 200.000 y 300.000 visitas, que por tamaño de las ciudades y por su capacidad turística no es comparable con Zaragoza, excepto que sea un punto hacia el que sepamos que se puede acercar nuestra ciudad.

La importancia del lugar, su cercanía al centro urbano, su integración con edificios de atracción parecida o turísticamente atrayentes, su publicidad, sus servicios complementarios y formativos que sirvan para que el espectador sea también alumno de lo que observa, la calidad en la elección de las exposiciones, incluso la diversidad de estas para presentarse simultáneamente y el estudio de la respuesta de las visitas, es fundamental para revitalizar la cultura demostrativa y darle un sentido más amplio y útil.

O trabajamos más en potenciar la vida cultural para potenciar también la turismo, o es mejor no hacer nada. Por ejemplo es un absurdo cobrar 3 euros por la visita del Pablo Gargallo. ¿Cuántas visitas al mes pagan ese precio? No sería más lógico, dado que hay un déficit importante que tuviera un viuda propia como centro abierto a la sociedad zaragozana, al ser un edificio en el centro de la ciudad?
Y sobre todo no caigamos en el gran error de destinar a centro expositivo cualquier edificio que se nos quede vacío, sin antes estudiar si es un lugar lógico para que acudan visitas a él. El Centro de Historia de Zaragoza, instalado en un lugar idóneo multiplicaría por mucho su uso.