28.12.14

Políticas municipalistas en los diseños de las ciudades (03)

Como equivocación en el urbanismo inútil al que me refería en la anterior entrada sobre el Urbanismo, tenemos en Zaragoza el ejemplo del Pabellón Puente de la Expo 2008. Carísimo pero además inútil por varios conceptos. No es hoy un puente que sirve para comunicar zonas, no parece una pasarela abierta, no sirve como contenedor de exposiciones excepto puntualmente, incluso da la sensación de no estar realizado para su durabilidad. Puede resultar estético pero una ciudad nunca puede invertir barbaridades en un elemento que simplemente decore. Es pues un claro error urbano en tiempos de despilfarro.

En España tenemos 63 ciudades de más de 100.000 habitantes. Esto representa que sobre un 38% de los españoles vivimos en ciudades de más de este tamaño. En el mundo esta cifra es superior al 50%. Pero esta cifra mundial era del 30% en el año 1950, o del 14% en el año 1900. El crecimiento del tamaño de las ciudades parece imparable a costa de la pérdida de población de las entidades menores. Hay pues que diseñar pensando en esta inevitable realidad, aunque nos moleste sobremanera.

Asociamos vivir en una gran ciudad con la pérdida de calidad de vida, pero las personas se mueven hacia las ciudades, incluso más hacia las ciudades grandes pues las posibilidades de vida son mayores. Pero eso no debe querer decir que tenemos que admitir la pérdida de calidades de vida de forma inevitable. Ni tampoco que tengamos que diseñar las ciudades como si fueran la suma de muchas entidades menores. Una ciudad que solo sea la suma de muchos barrios es una ciudad sin personalidad, sin sentido urbano de unión, de fusión, de identidad propia. Los barrios tienen que poseer personalidad propia, pero por encima de todos ellos la ciudad debe marcar el ritmo, el sentido, el sello de calidad.

Y en ese diferenciación entre ciudad y barrios es donde estriba gran parte del éxito o fracaso de las ciudades como entes válidas. Hay ciudades donde un solo barrio, a lo sumo dos, parece que se han comido la personalidad de la ciudad. Pero en realidad lo que ha sucedido es que la ciudad gira y se abre sobre esos barrios por motivos generalmente turísticos. La ciudad aparece casi como dormitorio que abraza a un motor de éxito. Con un grave problema que no siempre se detecta. Si falla el motor de atracción, se hunde la ciudad. Suelen ser ciudades pequeñas que en realidad no necesitan más de un polo de atracción.

Ejemplos leves tenemos en España con ciudades como Cáceres o Toledo y sus zonas históricas que serían la mejor utilización de un barrio como atractivo urbano y vital. Emplear el barrio céntrico como punto de referencia.

Las ciudades grandes en cambio optan por diversificar sus puntos de personalidad entre diversas zonas de su desarrollo urbano. El ejemplo de Zaragoza es aquí un ejemplo a analizar.  Barrio 1: Zona histórica. Barrio 2: Zona artística. Barrio 3: Zona moderna de Congresos. Barrio 4: Zona tecnológica y digital. Son líneas sobre el diseño urbano que configuran diversos usos añadidos para darle valor y personalidad a la ciudad. Quedaría por terminar de diseñar un Barrio 5: Zona verde, a la que podrías aspirar varios barrios zaragozanos si se les prestara un cuidado que hoy no se presta a las extensiones verdes que ya existen. Seguiremos…