13.3.15

Hay que repensar Aragón. Pensamiento 6 (Aragón no es el Ebro)

Aragón no es el Ebro. Es un gran error que nos ha llevado a la equivocación. El eje geográfico es el Ebro, pero no debemos bascular solo sobre la geografía sino sobre la historia, la sociología, la cultura, la economía, el empleo, las instituciones, la justicia propia, las capacidades, la Universidad. No hemos defendido con el mismo brío la pérdida de nuestra Universidad o de nuestra cultura (por poner solo dos ejemplos reales y patéticos), de lo que hemos defendido el Ebro. 

En esta apreciación podría haber incluido la palabra solo entre las cinco primeras palabras. Pero no quise. El Ebro es fundamental, pero durante muchos años el Ebro nos ha parecido como la única herramienta de agrupamiento sobre la identidad aragonesa. Y siendo un gran error por la facilidad que tapaba todas las demás probabilidades, resultó lo más sencillo de hacer y además lo más eficaz, para enterrar todas las demás posibilidades de trabajo, que olvidamos durante décadas para enterrar la recuperación del aragonesismo inteligente para nuestra sociedad.

Primero porque el Ebro no es solo Aragón, pero es que además a muchos aragoneses el Ebro les pilla muy lejos en la distancia geográfica y sobre todo en la mental. El Ebro es parte de Aragón, pero no todo Aragón. Ni tan siquiera es el eje desde su Zaragoza más habitada, pues se piensa de muy diferente forma del Ebro desde Gallur a Fraga pasando por Zaragoza. No añado aquí Ansó o Albarracín, para no insistir en el error de emplear al Ebro como único símbolo aragonés.

Con el crecimiento del Ebro como símbolo, se enterraron los trabajos que debía entregar a Aragón más edificaciones válidas en su personalidad. Todo debe tener el tamaño que le corresponde con arreglo a lo que deseamos lograr. Y Aragón debería haber basculado en este periodo tan importante en su historia reciente sobre: su personalidad histórica, su cultura, sus posibilidades de futuro, su Universidad, su industria, su potencial natural, su diversidad, su Arte, su intelectualidad pasada y presente.

Julio M. Puente Mateo