12.6.15

¿Puede y debe crecer Aragón? Nota 04

Si en el siglo XVIII Aragón representaba un 6% del total de la población de España, hoy somos menos del 3%. A finales de 2014 éramos 1.325.385 aragoneses y habíamos perdido 21.765 personas en un solo año. Si tenemos en cuenta que Andalucía con 6,4 veces más de población que Aragón había perdido en este mismo periodo 1,7 veces la población que perdió Aragón que es un territorio con 6,4 veces menos de habitantes, observamos un desfase claro en nuestro descrecimiento. 

Aragón es menos atractivo que Andalucía para quedarse a vivir. No menos que Marbella o Cádiz, no, es bastante menos que toda la media de Andalucía. Si nos comparamos con Extremadura allí solo se perdieron 4.372 personas con una población de 1.099.632 habitantes, es decir un tamaño parecido al de Aragón en bastantes cosas, excepto en su capacidad para retener a su población.

Las ciudades crecen por sus bienes intangibles. Su excelente formación, su amabilidad, su clima, sus numerosas empresas pequeñas, sus buenos servicios, su cultura e historia, su seguridad, su amabilidad como ciudad. Zaragoza tiene una gran empresa y varias empresas grandes. Pero eso no le garantiza ni la sostenibilidad ni el crecimiento eterno ni la excelencia. Es muy importante tenerlas, pero debemos disponer de muchos más elementos si queremos ser una ciudad importante e interesante.

¿A ustedes les suena de algo las peleas de los últimos meses entre el Gobierno de Aragón y la Universidad de Zaragoza? ¿Ustedes creen que eso beneficia o en cambio entorpecen Aragón para mantenerse como una comunidad, un país, capaz y excelente? Ustedes lo entienden, no han dudado en la respuesta. Pero curiosamente los responsables políticos no parecen tenerlo igual de claro que usted. 

Se necesitan en las ciudades miles de pequeñas empresas, con miles de personas capaces, con miles de ideas en busca de la excelencia, con miles de posibilidades de crecer en calidad y en posibilidades. Zaragoza no necesita una nueva fábrica de coches. Zaragoza necesita -pues hoy el mundo globalizado es lo que sabe poner el valor- una capacidad de interactuar con todo el mundo desde ideas inteligentes. Necesitamos sobre todo un plan para avanzar en lograr lo mejor de las personas que convivimos, creciendo en formación válida y de calidad novedosa.