14.6.16

Aragoneses: Miguel Serrano Larraz

Ésta es la peor entrada para mí de pensamiento, obra y misión. Sufrí escribiendo la de Benno Hübner, sufriré cuando escriba sobre Loquillo, Mauricio Aznar y la Zaragoza de los 80, cuando me toquen Emilio Abanto o Ángel Aransay ex equo. Cuando revisemos la obra y muerte de Víctor Mira. Cuando narre mi devoción por el oscuro Viola, cuando tenga que referirme a mi no tan admirado Antonio Saura pero con tan importante obra en Aragón de disfrute y solaz público.
Pero es que hoy toca alguien denominación de origen Berdún pero también alguien joven, por consagrar como el escultor binefarense y alguien también con quien comparto Bonanza. La persona a la que más me encuentro de mi pueblo y por ello le quiero y es difícil.
Además, comparto muchos gustos literarios —entre todos Bolaño y Coetzee—. Pero para mí a diferencia de sus contertulios y amigos proviene de mi pueblo, es Miguel de Panadero. Y tengo en mente lo guapo, peliblanco y la voz tan profunda de su abuelo. Que tuvo una vida no fácil, Clorinda su motor todavía vive. Tuvo que hacer panadería no yéndose muy lejos de Tiermas. Que tuvo que abandonar como tantos otros por razones de todos conocida: una expropiación de una presa que se corre. Larraz, el apellido de su madre, no es un apellido de Berdún.
“La nostalgia es un peligro mortal para el narrador”… (dice Miguel, y para los que intentamos malvivir, añado yo. Además, disimulas muy mal la frase…)
Resulta que contamos con este singular personaje. En mi opinión excelente relatista corto. Y va el hombre y se lanza a una misión kamikaze en clave descaradamente autobiográfica –la mejor literatura-: a un paseo por la soledad, falta de vuelo pero humanidad que se respiraron en los 90 zaragozanos cuando él era adolescente. Magno intento con aroma a autismo, a huída de Zaragoza pero con sede en Delicias, esa ya no Zaragoza en el presente… Estamos en los 90 ya camino de ninguna parte… Gobierna Marcelino, no Marraco.
La obra se titula “Autopsia”. Todos los aragoneses deberíamos leerla. Refleja una parte de nuestra historia: no es internacionalista, no es aragonesista, es intimista e intenta ser cotidiana como es Miguel. El lado oscuro de nuestra sociedad también está allí: el fracaso escolar, la auto represión fallida, la falaz vida nocturna, el (su) equilibrio a través de la (su) familia. Es una novela para Bruno.
Es un intento enorme con gran brillo momentáneo pero un poco de desencaje global. Pero su lectura por capítulos es historia viva de Zaragoza. Veréis cómo ha detenido Delicias en el tiempo…

El principal logro de Miguel ha sido detener Delicias en el tiempo, su paisaje urbano y pisos lóbregos. Barrio ya inmigrante y tan denso y opresivo por momentos.
Esperemos que su ambición no le permita nunca estancarse y relevar al enormemente prestigiado y con razón Martínez de Pisón y su Carreteras secundarias… Qué gran título para describir Aragón y el microcosmos de la base americana. Oteándolo Ignacio como tantos otros, Tomeo, Moncada…, desde Barcelona.
Dos frases lapidarias de Miguel en “Autopsia”, quién lo diría conociendo a ese ser tan dulce en las distancias cortas… Es que le sale Berdún…
"La memoria es un estercolero pero también una apisonadora, todo lo iguala, todo lo confunde". 

"La humedad de la vida oxida nuestra alegría infantil".

14/06 Luis Iribarren.