27.6.16

Siete ideas hacia el Renacimiento de la izquierda. Tontas todas

1/ Podemos debe reconstruirse. Separar las Mareas, ser un partido que agrupe a todos los que quieran estar totalmente dentro y replantearse su futuro e incluso los dirigentes que deben liderar el proyecto. Con los flojos resultados obtenidos no se puede edificar una organización fija que aspira al Gobierno de una nación, si gran parte de estos votos dependen de organizaciones territoriales ajenas al Podemos matriz. No se trata de formar un partido político al uso, pero sí de depender de una organización única sobre la que asentar el trabajo, sea transversal o ideológico asentado.

2/ IU debe decidir qué quiere hacer y explicarlo claramente a sus bases y a sus votantes. No es posible observar que unirse de palabra es muy fácil, pero unirse de voto muy complicado. Las sumas no siempre suman, a veces restan. IU debe optar por integrarse en Podemos o en disolverse o seguir como estaba antes. La indefinición es un error. Y si el comunismo forma parte de su núcleo ideológico, hay que explicarlo muy bien y hacer una pedagogía clarísima. En este grupo de análisis entraría ZeC en Zaragoza, que debe optar más pronto que tarde por definirse como órgano independiente de Podemos o no, de IU o no, o formarse como organización propia con todas las consecuencias de futuro electoral.

3/ Ciudadanos debe asumir que por el camino que recorre, va directo al mismo cementerio donde descansa UPyD. Tardará 4 ú 8 años, pero debe gestionar la derrota con calma y con inteligencia. No hacer nada creyendo que 32 es bueno para apoyar a España, se equivoca. Incluso así no se apoya a España en el futuro. Tiene que definir qué quiere ser de mayor.

4/ El PSOE está tocado pero no hundido. Debe analizar el motivo por el que ha perdido militancia importante y de campo, más que el motivo por el que ha perdido votos. Debe actualizarse de ideas y líderes, aunque sean mayores de 75 años. No siempre los jóvenes son los que actualizan las ideas. Si queda atrapado en el centro, se irá hacia la derecha. Es una opción pero está saturada de partidos que aspiran a lo mismo. Su división territorial es un lastre que debe gestionar mejor.

5/ Los partidos nacionalistas de Galicia y el País Vasco han sufrido otro palo. Incluso los valencianos han perdido fuelle. Y si bien ERC ha logrado aumentar el voto, habría que adivinar cuántos son votos que antes lo hacían hacia Unió. El nacionalismo hay que redefinirlo, explicarlo y acertar en ello. O separamos muy bien nacionalismo de separatismo, incluso leve, o no tiene futuro en las dos próximas décadas. El Brexit es un palo que marcará los caminos próximos del nacionalismo de todo tipo.

6/ CHA, Chunta Aragonesista, debe tomar buena nota de todo lo sucedido y replantearse su trabajo desde los errores cometidos por Podemos y el PSOE. Ni es correcto creer que sólo los jóvenes garantizan el voto; ni lo es no plantear soluciones grandes a los grandes problemas de Aragón. Ni es tampoco creer que el nacionalismo es lo mismo al aragonesismo, o que el nacionalismo del 2020 puede ser igual al de 1990. Ni tampoco creer que estar en la calle con toda la sociedad es lo mismo a estar en la calle con los que representan a esa sociedad desde la muy activa minoría. La sociedad en Aragón son muchos más de un millón de personas. Los representantes de esa sociedad y que están en la calle son… Y no son ellos los que trasmiten las ideas de Aragón hacia su sociedad haciendo de correa de transmisión, y esto debemos asumirlo y aceptarlo, aunque sean “amigos” de toda la izquierda.

7/ A la sociedad le sigue interesando (necesitando) lo mismo desde hace 2.000 años al menos. Quien no entienda esto, que se dedique a otra cosa diferente a la política social. Inventarnos conceptos nuevos, llamarlos modernos y creer que van a ser admitidos, es una falsedad en el diagnóstico que nos lleva a la nada. Es tanto lo que le falta a la sociedad, tanto el camino que debe recorrer la izquierda desde la base pero desde la macropolítica y no tanto desde la micropolítica, que cada vez que nos separamos de los objetivos básicos, se los entregamos a la derecha. Ellos sí han sabido diferenciar claramente entre macro y micro, y trabajan en una dirección clara. El modernismo no es el abismo de lo nuevo. A veces es la recuperación de lo que no hemos sido capaces de hacer bien antes. Recordar el Renacimiento y su nacimiento es un ejemplo de mesura, cordura y sensatez, cuando lo que se contempla es peor que lo que había. 

Julio M. Puente Mateo