5.3.17

Financiación de la ciudad de Huesca

Comienzo una serie de reflexiones sobre actualidad local aragonesa, quizás más políticas. Por eso, aviso a los navegantes pero espero que sean frescas y comprensibles. Además de oportunas. Aunque también son conclusiones e historia de Aragón reciente.
Empiezo por mi querida ciudad de Huesca, donde viví un tiempo.
La segunda ciudad de Aragón ha sido el eje desde donde se vertebró en Aragón, con Zuera, un PSOE a la Siurana, alcalde de Lleida. Partido que en coalición más que moderada gobernó Aragón durante algo más de un lustro.
El marcelinato todavía gobierna la Diputación Provincial de Huesca, desde donde surgieron Escó, él mismo o Eva Almunia. También Cosculluela y un interesante tapado, Becana de Fraga. Gentes de centro más bien, no los veríamos lejos de Ciudadanos, de las que sugirió recientemente Marcelino que representan más a los votantes que a los militantes del PSOE… Así les ha ido a políticas más reivindicativas del aragonesismo.
Mural de Antonio Saura, vestíbulo de acceso al Salón de Plenos DPH. Porches de Galicia, Huesca.

Certeza total que él mismo experimentó en Huesca, con las ciudades cunas del socialismo oscense como Monzón o Sabiñánigo, mismo caso de Isidro Guía en Andorra-Teruel, sin tanta representación en los momentos de brillo. Casualidad o no, la crisis del socialismo oscense por falta de reemplazo y muerte por felicidad ha vuelto a traer a un montisonense a encabezar la lista del Congreso por Huesca.
Y a tener al gestor más socialista posible, el trabajador social monegrino Luis Felipe, como rector del Ayuntamiento de Huesca. Es cierto que el PSOE resistió bien en nuestra segunda ciudad, quizá por él, el embate del hundimiento municipal del partido en el resto de Aragón. Pero no es menos cierto que la gestión con Huesca en Común está dando lugar a repensar y ejecutar una nueva política para Huesca que ya le gustaría a Zaragoza. Con un diálogo tenso, claro está por la composición de la lista socialista y su pasado, pero fructífero por todas las partes.
El tenaz Luis Felipe se ha enfrentado con la propia gestión sanitaria autonómica de su partido en Huesca ciudad, encabeza la reivindicación de que especialistas sanitarios se desplacen a los hospitales de Huesca y Teruel –el drama de la no reposición- y ahora nos sorprende con la exigencia de un nuevo tratamiento del Gobierno de Aragón para Huesca ciudad. El convenio que financia la ciudad se ha quedado anquilosado, mustio y es un agravio.
Mi calle oscense. Es muy castiza, con el almacén Muebles Gabarre allí sioa. Calle Goya o Alpargán, cercana a la primera sede del Diario del Altoaragón.
La Girona de Aragón apostó desde los 80 por crecer con la calidad de vida como bandera. Ello pasa por prestar competencias impropias, muchas veces de forma pionera.
El mismo derrotero siguió la Diputación de Huesca, con Marcelino al frente: innovando con centrales de reserva, turismo verde, redes wifi, un área de desarrollo del territorio, iniciativas concretas de apoyo a la truficultura, conexión con las administraciones locales francesas… Un buen legado progresista que les ha sostenido al frente de la misma.
Una escuela de consenso y pacto que los socialistas oscenses llevan ensayando 30 años. Con puntos turbios en desarrollos urbanísticos de Plaza Zaragoza. Con la CHA, porque a IU la fagocitaron, como única alternativa de verdadera izquierda.
Término de Montanuy, que consolida población por su fortaleza como municipio. Alberga muchas turbinas que generan electricidad. Un recuerdo a Pau Donés, que lo está pasando regular. La fusión por número mínimo de habitantes se estrella ante buenas gestiones de pequeños municipios. Y son muchas veces impulsadas por pésimos gestores sin credibilidad alguna.
Desde Huesca nos recuerdan que no todo termina con la capitalidad de Zaragoza y un pacto negociado y hasta cierto punto poco justificado de 18 millones de euros al año para la capital.
Están Huesca y Teruel, están las cabeceras comarcales –con Ayuntamientos que soportan más urbanismo y gastos para el centro de salud, instituto, hospital o residencias autonómicos-, está repensar como Rioja un Fondo Local donde Aragón prosiga discriminando favorablemente a términos municipales enormes como Sabiñánigo, L’Ainsa, Jaca, Huesca… con pedanías afectadas por la despoblación pero brutales costes de alumbrado público.
Si Aragón reivindica un trato desigual como comunidad despoblada, debe repensar, mediante conferencia bilateral con el Estado, su financiación local.
No su planta municipal: las fusiones obligatorias que han pretendido Navarra, Rioja… se han estrellado con una realidad. Los pequeños municipios son generadores de desarrollo local, son suficientes por contar con patrimonio que hay que poner en valor para crear empleo, no son deficitarios estructuralmente.
Además, de qué sirve fusionarlos si permites que mantengan su patrimonio y en la Canal de Berdún hay tantos sistemas de regir cotos de caza como núcleos existen. Eso da pie al arrastre de empadronamientos indebidos que todos conocemos…
Sigamos la pista de las reivindicaciones de financiación de Huesca ciudad y la provincia en su conjunto. No creo nunca en las soluciones de arriba abajo.
03/03 Luis Iribarren