15.9.17

Zaragoza no tendrá Segunda Línea del tranvía

Que el Alcalde de Zaragoza haya decidido paralizar sine die la Segunda Línea del tranvía es de una torpeza rayando la incapacidad para saber cual es su función como máximo dirigente municipal de una gran ciudad. Un Alcalde no es un simple gestor, es un dirigente de sociedades, de ciudades, de futuros, de ideas.

Lo curioso es que los mismos que propiciaron que ahora unas sentencias judiciales obligan a la ciudad de Zaragoza a sacar dinericos de los huecos para pagar indemnizaciones, son los que de forma inevitable se le tiren a los ojos al Alcalde, por incapacidad. Es la vida política, señores.

Zaragoza necesita futuro, necesita ideas de revitalización urbana. Y si se caen unas hay que mostrar otras con urgencia. La Segunda Línea del tranvía era una buena idea. O no. Pero no se puede caer por nada, sin más explicación que por necesidad de cambiar el dinero de una partida a otra. Y no, no cuela el que ahora se está preparando el estudio de viabilidad, pues también éste ha visto caer una buena parte de sus contabilidades, alegando que no da tiempo de pagar antes de enero 2018.

Lo sabíamos, yo sabía que la Línea 2 del tranvía no se haría de momento. Es decir que no se empezaría en los próximos 6 años. Sin la Línea 2, debemos reconocer que la Línea 1 pierda parte de su sentido. Un sistema como el tranvía, llamado a enredar (en forma de red, no seamos mal pensados) el servicio de transporte urbano, necesita ser pensado y diseñado en su conjunto, no a golpes de décadas.

En el siglo XIX, desde finales del año 1885, Zaragoza fué capaz de construir y poner en funcionamiento seis ramales o líneas de tranvía en 20 meses. Hace de esto más de 130 años. Y en 20 meses se lograron poner seis líneas de tranvías en una Zaragoza chiquita y sin medios. No merece la pena seguir comparando.

Julio Puente