15.10.17

Josep Tarradellas y una frase

Ya lo dijo el que fue presidente de la Generalitat Josep Tarradellas: “En política se puede hacer de todo, menos el ridículo”. Qué poco caso han hecho Puigdemont y los suyos. El surrealismo vivido estos días ha dejado el “Procés” por los suelos.

Se puede perder la razón, pero cuando la vergüenza se extravía, es muy difícil recuperarla.

Y, ahora, después de ese suspiro que va entre la autoproclamación de la república catalana y su suspensión, sea por arrepentimiento o por alguna que otra promesa, vaya usted a saber, uno ya no se fía de nadie, y asistimos a un nuevo capítulo de esta pantomima.

Se acaba el tiempo para saber si Rajoy aplicará el artículo 155 con el que suspender la autonomía catalana. A ver con qué salen los independentistas y cuál es su discurso. Esta  vez, por lo visto, hablarán en bloque, empeñados en  apoyarse más en un pasado retocado y en un incierto futuro que en el sentido común.  

¿El Govern repetirá un referéndum menos chapucero? ¿Unas nuevas elecciones autonómicas con la posibilidad de nuevos actores? ¿El gobierno central, hasta hoy dedicado a capear el temporal, aplicará el manoseado artículo 155 y preparará la reforma de la Constitución?

Y aquí viene mi temida pregunta. ¿Se les acallará a base de darles millones a costa de otros territorios más dóciles, como Aragón?   

Cambiar o igualar privilegios ya establecidos, como singularidades de las distintas nacionalidades, el cupo vasco entre otros, podría crear más división que unión, extrapolando el conflicto a otras latitudes. A todo esto ante el desamparo de leyes y justicia.

Sería bochornoso que les sigan dando millones a quienes no cumplen las leyes; no devuelven los bienes aragoneses; se apropian del archivo de la Corona de Aragón, Reyes e historia, o se llevan los papeles de Salamanca.  

Lo cierto de todo esto es que para conseguir resultados distintos no podemos seguir haciendo lo mismo.

Daniel Gallardo Marin