21.11.17

Árboles singulares de Aragón: litoneros

Litoneros de Goya-Fuendetodos y del Parque de Bruil.

Para Carmelo Fandos, samperino andarín. La persona que mejor mira Aragón que conozco. La que mejor me lo ha hecho mirar a mí.

Goya como problema, más que como proyección de la imagen de Aragón. Tema en el que siempre queda profundizar, que casi debería provocar por él mismo un Senado aragonés consultivo compuesto al menos por Fatás, Eloy, Marraco, Rudi y demás, dedicado únicamente a que se reconozca a Zaragoza como un territorio Goya, como se reconoce a Toledo como un territorio Greco.
Focinos de Fuendetodos, litoneros y arces. Gracias, Carmelo, es mi paraíso cercano que tú me descubriste, cuando anduvimos por Aragón cogiendo el mapa, cerrando los ojos y en el pueblo que tocaba, yendo monte a través, creando nuestra propia senda. Como tú has hecho con tu vida esculpida.

Muchas veces, ahora con Gozarte insisto en que es posible y probable que los sueños se cumplan, he paseado el Casco Viejo pensando en la ciudad que vieron Bayeu, Aranda, Normante y Carcavilla –su secretario, fundador del Colegio de Abogados, nacido en Berdún- y el joven Francisco de Goya.

El tapicero, el autor de una asombrosa y colorista pintura religiosa. No exagero porque así lo siento, que me parece de tanta singularidad y capacidad su obra en las pechinas y Aula Dei como la de Miguel Ángel en Roma, todo talento y transgresión. Brochazos que trajeron el impresionismo, a Sorolla, a Pradilla, a Mir, a los artistas expuestos en el Palacio de Sástago en la exposición sobre la relación catalano-aragonesa.

La Zaragoza de 50.000 habitantes, en la que todos se conocían. La Florencia de ladrillo –así se la llegó a denominar- plagada de palacios renacentistas, de los que hemos conseguido salvar la mitad. Pensemos que si no se hubieran abierto San Vicente de Paúl y calle Alfonso, optaríamos solo por ello a ser Patrimonio de la Humanidad como Salamantica Augusta.

Siempre he pensado que Goya captó como nadie nuestra luz y colores. También me gusta mucho Beulas en este sentido y siglo. Sin embargo, tuvo que bajar Van Gogh de Holanda en el caso de Provenza, que no tenía quien la escribiera.
Litonero del Parque de Bruil, Dios existe, es de Zaragoza. Kase O tiene razón en ser creyente. Estemos pendientes todos de él.

Por eso y porque todos los árboles y matojos para mí gozan del mismo respeto, el árbol de Goya, el de su infancia, el de su pueblo plagado en su monte de trincheras y neveros entre madroños, carrascas y enebros, de su localidad donde tanto nevaría, es sin embargo el humilde litonero. Un olmo que es el árbol que, siendo autóctono, mejor se da en Zaragoza, que crece bellísimo, no afectado por la enfermedad que ha arrasado con los olmos sorianos.

Tiene el nombre de celtis australis, y en los páramos resecos y duros de Fuendetodos, en una garganta de las que solo se dan en Aragón, Colorado, sur de Nueva Zelanda, Patagonia, Australia al otro lado de las Blue Montains o Irán… se produce el milagro… que todos debéis disfrutar más si cabe en noviembre… Otro motivo para volver a Fuendetodos, que siempre alberga como Muel interesantísimas y sencillas exposiciones.
Un bosque-oasis de litoneros, el bosque Goya.

El árbol del Parque Bruil, había dos, es el dios que glorificamos la noche de San Juan el Distrito Centro y también el Distrito 14. Seamos conscientes de su milagrosa y liviana divinidad.

31/10 Luis Iribarren